miércoles, 11 de enero de 2017

Jesús Ramos; ilusión y esperanza


En el ciclo de la vida, unas personas han de poner fin a su existencia, para que otras nuevas ocupen su lugar y sigan manteniendo su especie, trasladándolo al campo bravo, muchas han sido las ganaderías que desafortunadamente hoy han desaparecido, pero ese espacio lo han ocupado otras nuevas. De la que hoy hablamos es una de ellas.

En el pequeño pueblo de Morasverdes, en las estribaciones de la Peña de Francia y no muy lejos de “Cilloruelo” finca en la que el famoso “Raboso” confeccionara este encaste, se ha dado forma al sueño de un salmantino afincado en Francia; la ganadería Jesús Ramos.



Las jaras ya no tienen flor, los árboles han perdido su verdor y dejan paso a una paleta interminable de marrones y amarillos, las primeras bellotas alimentan a ibéricos y bravos, el otoño ha dejado su huella en “El Valle”.

Las atentas miradas de los “rabosos” de Jesús Ramos nos acompañan durante nuestro trayecto hasta la preciosa plaza de tientas, donde Roberto López, mayoral de la ganadería nos espera.

“En el 2013 compramos 30 vacas de la ganadería Pío Tabernero de Vilvís, de encaste Aldeanueva, más tarde aumentamos el número de reproductoras con otras 8 utreras que después del verlas tentar, nos trajimos a “El Valle”. Nos cuenta Roberto.

“Compramos esta finca sin ninguna instalación, la plaza, los corrales y los cercados los hemos hecho nosotros, es una ilusión en la que todos hemos puesto de nuestra parte”

Las encinas se han desprendido de su abrigo para ofrecérselo a los erales y eralas. Las hembras corretean y se esconden entre el ramaje, mientras que los machos, ya con expresión de seriedad, marcan sus dominios.





“Esta finca es una un poco atípica, es muy dura y apenas tiene hierba, pero les viene muy bien a los animales ya que adquieren cierta fortaleza, además los inviernos son menos ásperos, ya que es una finca muy abrigada”

Aprovechando los últimos calores que regala el otoño, los utreros holgazanean sin apenas perturbarse con nuestra presencia. El descarado colorado mira de reojo detrás de un árbol caído que le sirve de trinchera, más afinado el castaño que alivia sus picores con la joven encina… Muy armónica la camada que esta ganadería tiene preparada para este año.






“La primera corrida que lidiamos, de rejones,  fue en Villoria (Salamanca) en el año 2015 y fue todo un éxito, la gente quedó encantada con la bravura de nuestros toros, tanto es así que casi nos indultan uno, “Sollozo” número 7, me hicieron dar la vuelta al ruedo con el torero, fue un día para el recuerdo” nos cuenta Roberto emocionado. “ En el 2016 hemos lidiado varios toros en festejos populares con resultados satisfactorios, nos gusta la ilusión con la que vienen las asociaciones a comprar sus toros, pero nuestra principal meta es lidiar. La temporada la terminamos en Morasverdes (Salamanca) con un eral que toreó Manuel Diosleguarde. Para este año tenemos preparada una camada muy bonita en la que tenemos muchas esperanzas”.







Un zumbido de pezuñas golpeando sobre la hierba seca y la voz del mayoral rompen el silencio, las reinas de la ganadería se asoman entre las jaras y en pocos segundos nos rodean, Roberto comienza a servir su merienda, una escena cargada de sabor.










“En los últimos tentaderos hemos visto cosas muy positivas, ya se han aprobado varias vacas con nuestro hierro y pronto empezaremos a ver los resultados, ahora lo principal para nosotros es encontrar un semental y tener una base con animales de nuestra casa”.



El día está ofreciendo sus últimos suspiros, los contrastes otoñales y la suave luz nos hacen recrearnos mientras que las recelosas madres esconden a sus becerros, los últimos rayos de sol acarician las coloradas pieles de las vacas de Jesús Ramos  hasta que estas desaparecen entre las encinas.









Tras la silueta de la Peña de Francia, la luna comienza su jornada, la plaza de tientas enciende sus luces para alargar un poco más los cortos días de Noviembre, mientras que los utreros, ya en plena noche,  rumian los últimos granos de pienso.








 Es una ganadería nueva pero con el sabor y la tradición de siempre, con la ilusión de vivir por y para el toro y con la esperanza de que todo el esfuerzo que cada día desempeñan, de sus frutos y puedan disfrutarlo los aficionados.

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