En el ciclo de la vida, unas personas
han de poner fin a su existencia, para que otras nuevas ocupen su lugar y sigan
manteniendo su especie, trasladándolo al campo bravo, muchas han sido las
ganaderías que desafortunadamente hoy han desaparecido, pero ese espacio lo han
ocupado otras nuevas. De la que hoy hablamos es una de ellas.
En el pequeño pueblo de Morasverdes,
en las estribaciones de la Peña de Francia y no muy lejos de “Cilloruelo” finca
en la que el famoso “Raboso” confeccionara este encaste, se ha dado forma al
sueño de un salmantino afincado en Francia; la ganadería Jesús Ramos.
Las jaras ya no tienen flor, los
árboles han perdido su verdor y dejan paso a una paleta interminable de
marrones y amarillos, las primeras bellotas alimentan a ibéricos y bravos, el
otoño ha dejado su huella en “El Valle”.
Las atentas miradas de los “rabosos”
de Jesús Ramos nos acompañan durante nuestro trayecto hasta la preciosa plaza
de tientas, donde Roberto López, mayoral de la ganadería nos espera.
“En el 2013 compramos
30 vacas de la ganadería Pío Tabernero de Vilvís, de encaste Aldeanueva, más
tarde aumentamos el número de reproductoras con otras 8 utreras que después del
verlas tentar, nos trajimos a “El Valle”. Nos cuenta Roberto.
“Compramos esta finca
sin ninguna instalación, la plaza, los corrales y los cercados los hemos hecho
nosotros, es una ilusión en la que todos hemos puesto de nuestra parte”
Las encinas se han desprendido de su
abrigo para ofrecérselo a los erales y eralas. Las hembras corretean y se
esconden entre el ramaje, mientras que los machos, ya con expresión de
seriedad, marcan sus dominios.
“Esta finca es una un
poco atípica, es muy dura y apenas tiene hierba, pero les viene muy bien a los
animales ya que adquieren cierta fortaleza, además los inviernos son menos
ásperos, ya que es una finca muy abrigada”
Aprovechando los últimos calores que
regala el otoño, los utreros holgazanean sin apenas perturbarse con nuestra
presencia. El descarado colorado mira de reojo detrás de un árbol caído que le
sirve de trinchera, más afinado el castaño que alivia sus picores con la joven encina…
Muy armónica la camada que esta ganadería tiene preparada para este año.
“La primera corrida que
lidiamos, de rejones, fue en Villoria
(Salamanca) en el año 2015 y fue todo un éxito, la gente quedó encantada con la
bravura de nuestros toros, tanto es así que casi nos indultan uno, “Sollozo” número
7, me hicieron dar la vuelta al ruedo con el torero, fue un día para el
recuerdo” nos cuenta
Roberto emocionado. “ En el 2016 hemos
lidiado varios toros en festejos populares con resultados satisfactorios, nos
gusta la ilusión con la que vienen las asociaciones a comprar sus toros, pero
nuestra principal meta es lidiar. La temporada la terminamos en Morasverdes
(Salamanca) con un eral que toreó Manuel Diosleguarde. Para este año tenemos preparada
una camada muy bonita en la que tenemos muchas esperanzas”.
Un zumbido de pezuñas golpeando sobre
la hierba seca y la voz del mayoral rompen el silencio, las reinas de la
ganadería se asoman entre las jaras y en pocos segundos nos rodean, Roberto
comienza a servir su merienda, una escena cargada de sabor.
“En los últimos
tentaderos hemos visto cosas muy positivas, ya se han aprobado varias vacas con
nuestro hierro y pronto empezaremos a ver los resultados, ahora lo principal
para nosotros es encontrar un semental y tener una base con animales de nuestra
casa”.
El día está ofreciendo sus últimos
suspiros, los contrastes otoñales y la suave luz nos hacen recrearnos mientras
que las recelosas madres esconden a sus becerros, los últimos rayos de sol
acarician las coloradas pieles de las vacas de Jesús Ramos hasta que estas desaparecen entre las
encinas.
Tras la silueta de la Peña de Francia,
la luna comienza su jornada, la plaza de tientas enciende sus luces para
alargar un poco más los cortos días de Noviembre, mientras que los utreros, ya
en plena noche, rumian los últimos
granos de pienso.
Es una ganadería nueva pero con el sabor y la
tradición de siempre, con la ilusión de vivir por y para el toro y con la
esperanza de que todo el esfuerzo que cada día desempeñan, de sus frutos y puedan disfrutarlo
los aficionados.
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